Consejos para trabajar con estudiantes con Síndrome de Down
Mucho se ha avanzado en la pedagogía especializada para niños con síndrome de Down. El conjunto de herramientas y enfoques de los maestros y especialistas, sin duda que te brindan múltiples posibilidades desde el aula para ayudarlos. Por ello, es preciso que conozcas y que participes en la aplicación de tales herramientas y enfoques. Comencemos.
Rasgos distintivos del síndrome de Down
La cognición sin duda que está disminuida en un alumno con esta condición, pero ello no debe desanimarte ni a ti y a los profesores y especialistas del entorno, al contrario, se trata de adaptarse a ella para percibir y desarrollar las posibilidades inherentes a la misma.
El ritmo de aprendizaje puede ser más lento que los de alumnos normales, los que tienen TDAH y los que presentan Asperger, y hay niveles de abstracción que a los estudiantes con síndrome de Down se les hace difícil comprender. Por ejemplo, la abstracción de objetos como camisas, zapatos, franelas en la categoría ropa, se les puede dificultar más que al resto.
Una diferencia sumamente marcada con los niños Asperger, es que para los niños con síndrome de Down se les hace más sencillo razonar mediante procedimientos analógicos o evocativos que utilizando el pensamiento racional, en cambio, los infantes con Asperger pueden encontrar la analogía algo confusa, especialmente si no se desglosa el concepto.
Es preciso aclarar que tanto para la motricidad fina como para el habla, es más lento el aprendizaje para el niño con síndrome de Down, ya que la motricidad fina deficiente dificulta la fluidez de los trabajos manuales necesarios para el aprendizaje, en tanto que el habla se ve afectada por las características físicas inherentes a los infantes con esta condición.
La memoria, por tanto, se afianza con mayor lentitud, y por ende, no se recomienda presionar al alumno para que aprenda “más rápido” con tal de cumplir ciertos objetivos del programa académico.
Alumnos visuales: clave para el aprendizaje
Ahora bien, un punto en común entre los alumnos con síndrome de Down respecto a los niños con Asperger, es que los recursos visuales se pueden aprovechar sustancialmente para reforzar su aprendizaje, pues se desarrolla una vinculación más fuerte con la memoria y el raciocinio.
Sin embargo, en cuanto a la gestión de los recursos visuales, la organización del espacio del aula y de las tareas debe hacerse de modo más minucioso, pues los alumnos con la primera condición normalmente presentan algunas deficiencias visuales. Los pictogramas son de gran ayuda para lograr progresos significativos en el aprendizaje.
También, para una mejora sustancial en sus progresos en el aula, el alumno con síndrome de Down debe contar con tu ayuda respecto al entendimiento de conceptos abstractos mediante tarjetas que lo enfoquen en las características claves de los mismos.
Estrategias para un aprendizaje múltiple en los estudiantes con síndrome de Down
Una vez resaltado la capacidad del aprendizaje mediante recursos visuales, debes valerte de otras herramientas para mejorar la motricidad y la adquisición del lenguaje. Analicemos brevemente cuáles son.
· Reconocimiento del tiempo de respuesta
Como mencionamos anteriormente, no es conveniente saltarse ese tiempo de respuesta ni ejercer presión alzando tu voz, o dando órdenes que pueden ser ambiguas o confusas. P. ej.: las variaciones en la indicación: “pon los lápices dentro de la caja” pueden no ser comprensibles para el alumno.
También es conveniente dar una sola indicación a la vez, y esperar hasta que el alumno la haga según lo planificado para la actividad en el aula.
· Mejora del bajo tono muscular de las manos y la boca
Hemos de notar que la falta de tono muscular en las manos y la boca, tiene un gran impacto para el aprendizaje del niño con síndrome de Down, ya que la motricidad fina es indispensable para reforzar los procesos cognitivos asociados al entendimiento y puesta en práctica de conceptos impartidos en clases.
También, la falta de tono muscular retrasará una evolución satisfactoria en la capacidad de habla, y por ende, en el manejo del lenguaje.
De modo que resulta imprescindible la aplicación de ejercicios específicos y el uso de herramientas (tijeras con bordes redondeados, ceras, entre otras) para el desarrollo gradual de la motricidad fina. Los ejercicios con énfasis en repetición de palabras o frases que presenten dificultad al alumno con síndrome de Down, también está altamente recomendado.
· Concientización de los compañeros que no tienen síndrome de Down
Antes de la incorporación del alumno con tal condición en el entorno de sus compañeros, la institución educativa debe tener una campaña activa de concientización y de entendimiento de los prejuicios asociados al síndrome de Down.
Las particularidades y caminos de aprendizaje de tales alumnos con esa condición son sumamente ricos en cuanto a lo visual, además de la honestidad y compañerismo que presentan los alumnos con el síndrome, lo cual es un gran motivo para que ayudes a eliminar prejuicios y falsas concepciones.
· Adaptación del espacio del aula a los pictogramas
Es preciso que el entorno y las dinámicas del aula estén concebidos en torno a los pictogramas cuidadosamente concebidos para los alumnos con la condición antes mencionada.
Es un gran reto cuando te comprometes a educar a un niño con síndrome de Down. Sin embargo, el aprendizaje y el cariño recibido es un tesoro que merece por mucho la dedicación y sacrificio que implica.